sábado, 13 de agosto de 2016

skjóta stjörnur.



I.

La cosa cada vez se hizo más voraz
imagínate que en los últimos 100 años
no cumpliéramos con lo que el nombre dice
insistir haciendo ruido al comer
regocijarse en la ropa de cama de la abuela
atenta vístete de  desesperación y languidece
que no hay otra forma de estarse cuerda
que no que no     perdón vida
te estoy pidiendo
perdón


II.

Un ojo subido a mi lomo o  en el centro de todo
lentamente mira me mira
si sonríes de manera suave
cientos de pájaros felices
se agarrarán a tus sueños hasta hacer la certeza
incomprensible mamífero celestial 


III.

Yo lo digo
antes pasa que me da una bocanada de cosa
y estoy sentada en la esquina de un lugar blanco
de largos pasillos estériles
ocurriendo en el tacto ocurriendo la tarde
aquí pasa que me ha crecido un algo en el cuello 
con forma de pelotita pálida un montón de plata
yo pienso
quizá un mundo descolgándose y dentro
todas las palabras recogidas cuidadosamente  
mientras a cántaros los ojos son unas luces emitiendo sol
salvadas a espalda feroz entre galeras de plomo


IV.

Tengo la piel seca, resulta que si duermes conmigo
sabrás que tengo la piel seca
y sueño a veces que de la voz
me brotan un par de personas cojas
y egoístas
descubro que la piel expuesta a un lugar sin mensaje
golpeado de una luz artificial de un sonido artificial
se seca y se hace diferente rubia albina posiblemente
como un dolor redondo complaciente e invisible a vuestros ojos


V.

El miedo es un esqueleto blanco
aplastando todo lo que está colocado


VI.

La cosa se transforma porque una lombriz la sobrevive
cerca de mi pelo han dicho mi nombre tres veces
una dos tres
sin embargo no ha sido hasta la cuarta que he prestado atención
pareciese que estuviera con los oídos tapados 
pareciese que mis oídos fuesen dos esponjas con agua
será         que así es la vida de las niñas y niños
y yo         soy tan supersticiosa que me he entretenido 
en dibujar un paisaje compuesto de cruces moradas
y silbidos 
será que a mi edad es increíble estar callada
como si de rezos y capillas
como si el llorar y el sentir no treparan por los tobillos
para dar la bienvenida lejos de las plegarias 


VII.

demasiado hueso
atrozmente lenta y acostumbrada a hacerlo sola
hacia mí
sinuosa mano que no dice cómo
pero sigue hasta el lugar donde la vida ausenta
incontable para no arrancarme
en la fuerza del músculo o de lo que intenta no moverse
la negación de todos los días de amor larguísimo
lo cifrado de masticar lo escrito es también no hablar
no decir basta       es así
golpear la memoria hasta el hallazgo de la puerta
nunca dentro
rebotar contra su propio quicio desde el momento 
de nombrar lo que llego a percibir
un ejemplo de necesidad en el llanto
abriendo gentilmente el hueco
algunos rostros extraños agrandando hacia atrás la boca
succionando su envejecimiento definitivo en la tormenta
de confundir peces muertos con tan hermoso descanso


VIII.

amada es 
la que no teme su claridad frente al espejo